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Luces y sombras del modelo educativo semipresencial

27.11.2020 10:30 245 revisión
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La puesta en marcha de la educación semipresencial en Secundaria sirve para bajar la ratio y minimizar el riesgo de contagio, pero algunos de los que se conectan desde casa sufren problemas de conexión, calidad de imagen y sonido o pueden verse desbordados con todas las tareas que manda cada profesor. A continuación vemos las luces y sombras de esta modalidad educativa.

La pandemia actual ha llevado a la sociedad a adaptarse a una nueva realidad en los más diversos ámbitos: desde cómo nos relacionamos a cómo trabajamos o estudiamos. Y es que, sin duda, el sector educativo ha sido uno de los que más ha tenido que modificar sus esquemas para garantizar una educación de calidad, sin poner en riesgo la salud y el bienestar de los miembros de la comunidad educativa. 

Una de las medidas implantadas en numerosos centros educativos ha sido poner en marcha la modalidad semipresencial desde 3º de ESO en adelante con el claro objetivo de bajar la ratio de las aulas y garantizar la distancia mínima de seguridad. De este modo, las clases se suelen dividir en dos grupos: mientras que unos asisten físicamente al centro escolar, otros lo hacen de forma online desde casa a través de un dispositivo electrónico. 

Además del lógico beneficio en materia de seguridad sanitaria, este modelo posibilita una atención más personalizada de los alumnos que asisten físicamente al centro por parte de los docentes. El resto de la clase sigue las explicaciones desde sus hogares de forma telemática, algo que, para algunos profesores, tiene beneficios adicionales como la mejora de la capacidad de organización del alumnado. “También se fomenta una mayor autonomía y responsabilidad, ya que tienen que estar más pendientes de sus tareas”, explica Manuel Jesús Fernández Naranjo, profesor de Geografía e Historia de Secundaria en el IES Virgen del Castillo (Sevilla). 

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